
El mal tiempo está comenzando a llegar. El otoño es frío e imprevisible: tan pronto estás sin frío ni calor con tu abrigo, como cae una tromba de agua que inunda las calles y te cala los zapatos. Y casi tan imprevisible como el otoño, es el granizo: una precipitación de hielo que puede tener el tamaño de un guisante o el de una pelota de golf. En un momento puede caer con fuerza y romper cristales como un vándalo callejero y, al siguiente, detenerse por completo.
Ver el granizo desde casa y poder grabarlo con el móvil está muy bien, el problema está cuando este fenómeno meteorológico aparece mientras conduces. Se debe extremar precaución en estos casos pues son tan peligrosos, o pueden serlo aún más, que la lluvia o la nieve y, además, no estamos tan acostumbrados a estos pedruscos de hielo. Así pues, ya que estáis aquí, quedaos a leer algunos consejos que tenemos para vosotros sobre cómo conducir con granizo.
Uno de los principales problemas que presenta el granizo es la rapidez con la que reduce la adherencia del neumático a la carretera, aparte de que el ruido del hielo repentino golpeando los cristales puede asustar al conductor y a los pasajeros y, como todos sabemos, los nervios no son un buen copiloto. En estos momentos, recordad que es muy poco probable que se rompa nuestro parabrisas y, de ser así, se laminará, de forma que no entrarán ni granizo ni cristales; en caso de que se rompa la luna trasera, debéis saber que hará un ruido muy fuerte y se partirá en fragmentos pequeños, pero no son peligrosos.
La reacción más habitual es la de pisar el freno de golpe, pero esto solo es la primera ficha de dominó para desencadenar un accidente de tráfico. A mayores, buscando refugio es habitual pararse dentro de los túneles o bajo los puentes; obviando el hecho de que está prohibido, es sumamente peligroso, pues nos exponemos a ser arroyados por otro coche que no nos vea ni sepa que estamos detenidos. No olvidéis, además, encender el alumbrado de cruce para hacerte ver. Si sois un pobre motero al que ha pillado una lluvia de hielo digna de cualquier apocalipsis, resguárdate apartándote todo lo posible de la calzada.
De nuevo y manteniendo la línea de los consejos anteriores, mantened la calma en todo momento. Circular con granizo reduce la adherencia del neumático, porque es hielo y, encima, esférico, pero lo normal es que el coche deshaga las canicas de hielo conforme las va pisando… ¡lo que no quita que debamos conducir con mucha suavidad, aplicando el freno lo más recto que se pueda y evitando su uso en plena curva! A este respecto, recordad que el acelerador también debe presionarse de forma suave y con una marcha larga, justo igual que sobre la nieve. En caso de granizo, igual que con otro fenómeno meteorológico adverso, es vital aumentar la distancia de seguridad.
En resumen, las claves para conducir de forma segura en caso de granizo son:
1. No detenerse en túneles o bajo puentes.
2. Encender el alumbrado de cruce.
3. Mantener siempre la calma.
4. No temer por la integridad del coche, es poco probable que se rompa.
5. Mantener la distancia de seguridad.
6. Frenar y acelerar con mucha suavidad.
7. Mantener marchas largas.
8. En caso de tener que apartarnos, alejarnos todo lo posible de la calzada.
Como podéis ver, conducir con granizo no se diferencia demasiado de conducir con nieve o con lluvia. Simplemente debemos evitar perder los nervios ante el golpeteo del hielo en los cristales y recordar lo que aprendimos en su día en la autoescuela.
Esperamos que estos consejos os sean de utilidad. ¿Alguna vez habéis tenido que conducir con granizo? ¿Os habría venido bien saber todo esto en ese momento?